El resectoscopio ginecológico se usa para resecar y remover formaciones patológicas intrauterinas y para ablaciones endometriales. Otros trastornos tratables con esta intervención son las neoplasias uretrales, el cáncer de próstata los abscesos prostáticos, el uretorecele o la endometrosis vesical.
El resectoscopio consiste en un clásico telescopio de 4 mm – preferentemente con un ángulo de 12° de dirección visual para mantener siempre el mirador dentro del campo de visión- un asa eléctrico para realizar cortes pasivos y 2 conductos para realizar continua irrigación y aspiración del líquido de distensión. Además del asa cortante, otros instrumentos como micro-bisturíes o una serie de electrodos coaguladores o vaporizadores de varias formas pueden ser conectados al resectoscopio.