En julio de 2009, las organizaciones europeas de interlocutores sociales del sector, la Federación Sindical Europea de Servicios Públicos (FSESP) y la Asociación Europea de los Empresarios del Sector Hospitalario y Sanitario (HOSPEEM) firmaron un acuerdo marco sobre la prevención de las lesiones causadas por instrumentos cortantes y punzantes en el sector hospitalario y sanitario. Los interlocutores sociales solicitaron a la Comisión que lo sometiera a la decisión del Consejo, con arreglo al artículo 155, apartado 2, del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE). El 26 de octubre de 2009, la Comisión Europea remitió una propuesta de directiva del Consejo con el texto completo del convenio de los interlocutores sociales (y sus explicaciones a un grupo de trabajo del Consejo) en apéndice. El 11 de febrero de 2010, el Parlamento Europeo apoyó la directiva propuesta en una resolución y, el 8 de marzo de 2010, el Consejo alcanzó el acuerdo político para su adopción. Esta se publicó en el Diario Oficial como Directiva 2010/32/UE del Consejo el 1 de junio de 2010 (L134/66). Se solicitaba a los Estados miembros que aplicaran la Directiva a más tardar el 11 de mayo de 2013.
La Directiva tiene como objeto lograr un entorno de trabajo lo más seguro posible para los empleados del sector, proteger a los trabajadores expuestos y a los pacientes, así como prevenir las heridas causadas a los trabajadores con cualquier instrumental médico cortopunzante (incluidos los pinchazos de agujas). La Directiva propone el establecimiento de un enfoque integrado por el que se definan políticas de evaluación y prevención de riesgos, así como de formación e información de los trabajadores.
Los profesionales sanitarios no son los únicos que corren riesgos. Es cierto que se considera que el personal médico y de enfermería de los hospitales que trabaja en situaciones sanitarias graves es el más expuesto, y el personal menos experimentado sufre, en proporción, la mayor cantidad de lesiones de este tipo. No obstante, hay muchos otros trabajadores que pueden padecerlas; de hecho, así es. Esto incluye al personal de enfermería del sector sanitario a domicilio y al personal auxiliar, como, por ejemplo, los responsables de la limpieza, la gestión de residuos o la lavandería. Una peculiaridad que se ha identificado es que el personal auxiliar a menudo no recibe la misma protección que el resto, sobre todo cuando se trata de servicios subcontratados o prestados por personal temporal o contratado a través de una agencia. Si bien no está cubierto por la Directiva, el riesgo de sufrir lesiones causadas por instrumental médico cortopunzante puede también ir más allá del sector sanitario y afectar, por ejemplo, a los trabajadores sociales (que trabajan con drogadictos, entre otros) o a los trabajadores de la gestión de residuos generales.
En España, aproximadamente 100 000 lesiones causadas por instrumentos cortantes y punzantes al año. Se calcula que no se notifica un 70 % de las lesiones. El riesgo de exposición es, en general, más elevado entre el personal de enfermería, médico y de limpieza de cirugía general y de las especialidades quirúrgicas. En cambio, la incidencia de exposición de alto riesgo es más significativa en la medicina general y en las especialidades médicas (en particular entre el personal de enfermería).
En España se estableció la aplicación de la Directiva dentro del plazo de mayo de 2013 mediante una enmienda a la legislación existente, pero el proceso todavía no se ha concluido. La legislación vigente establece prioridades de intervención y, en particular, la introducción de dispositivos con mecanismos de protección integrados en las áreas con mayores factores de riesgo. Se ha realizado una investigación detallada para identificar las áreas de trabajo, las categorías profesionales y los niveles de cualificación en los que los riesgos de exposición son más elevados. Se subrayó la importancia de involucrar a los profesionales en el diseño de los dispositivos de seguridad, así como la obligación de las empresas que los comercializan de ofrecer formación sobre su uso seguro. Sin esa formación, a menudo aumentan los riesgos de lesión, ya que los trabajadores del sector sanitario no saben cómo utilizar los nuevos dispositivos. La experiencia española muestra que la utilización de dispositivos con mecanismos de protección integrados en las áreas de alto riesgo permite reducir las lesiones percutáneas en un 41 %.